Luego de tanta ciudad nos adentramos en el desierto del
Rajastan...conocimos un poco de sus costumbres en dos dias de safari:
uno en jeep y el otro en camellos.
Dormimos con una familia en medio del
desierto y nos enteramos un poco de sus negocios con la venta de
opio...
Es incrible como viven estas personas: el trato entre ellos y su
relacion con la religion y el sistema de castas esta presente en todo
momento a la hora de vincular.
No pudimos dormir bien por el ruido de las ceremonias de los templos, y
volvimos con la columna y el cucu roto de andar sobre los altos
camellos.
La comida es bastante picante y no dejaron de ofrecernos chai.
El calor: demasiado para nuestro gusto.
La gente: conocimos unos españoles con quienes compartimos un
divertidisimo almuerzo...
La leccion: nunca mas dejamos que la cuenta de la habitacion se pague al
final....estos seres son lo mas rapido que conoci en ventagear
negocios...!!!
La estela que ha dejado esta parte del viaje tras 4 años: mi cuerpo pide volver allí acompañada de mi marido para
poder enseñarle el aire que se respira, la mirada de
estas personas, la información que trasciende gestos y palabras en cada
intercambio...infinitas sensaciones que se quedan cortas en palabras e
imagenes....